Los errores son una oportunidad para aprender

El niño indisciplinado entra en la disciplina trabajando en compañía de otros; no porque se le diga que es travieso. La disciplina es, por tanto, principalmente una experiencia de aprendizaje y menos una experiencia punitiva si se trata adecuadamente. (Montessori, 1995)

El Kintsugi es una antigua forma de arte japonés. Según la leyenda, esta forma de arte se descubrió por error cuando un guerrero shogun rompió un apreciado cuenco de té. Un artesano local reparó el cuenco de té con un adhesivo dorado. La estructura resultante no sólo era impresionante y única, sino más fuerte y valiosa que la original. La cerámica Kitsugi es preciosa, y su simbolismo nos recuerda el verdadero valor de nuestros errores e imperfecciones. Un buen amigo dijo una vez: “La experiencia no es la mejor maestra. Es la única maestra”. 

Los niños Montessori cometen errores todo el día.  Un aula Montessori es como un laboratorio en el que se da a los niños la libertad de aprender a partir de sus propios descubrimientos en un entorno preparado que no sólo fomenta sino que exige que cometan errores para aprender. Éste es el principio fundacional (y alentador y optimista) de los materiales autocorrectivos de Montessori. La idea de que los errores son oportunidades para aprender está arraigada en la confianza en el niño y en la propia naturaleza humana: una confianza en que el niño quiere aprender y descubrir el mundo que le rodea.   

Dicho esto, no es difícil ver los errores académicos como oportunidades para aprender y desarrollarse.  Un error utilizando el Juego del Sello que luego se corrige puede ser afrontado con confianza y paciencia por un adulto observador sin demasiada dificultad. El adulto puede permitir que los niños corrijan los errores por sí mismos, si son capaces, o puede volver atrás y dar otra lección. Como resultado, los niños Montessori suelen tener mucha confianza a la hora de asumir nuevos retos y se sienten cómodos aprendiendo de sus errores académicos. Pero, ¿qué pasa con los errores de comportamiento? A todos nos gustaría pensar que responderíamos con la misma paciencia a un error con el Juego del Sello que cuando un niño se porta mal, pero lo cierto es que es mucho más difícil.

Aunque los niños se portan mal porque están desanimados, su mal comportamiento puede ser muy poco atractivo e hiriente. Puede consistir en pegar, burlarse, excluir, rebelarse, obstinarse, destruir cosas o simplemente faltar al respeto en general. En el calor del momento, sobre todo si el comportamiento de un niño ha sido hiriente y repetitivo, no muchos de nosotros vemos la situación como una oportunidad para aprender a desarrollar habilidades sociales para toda la vida. Es difícil ver al niño desanimado a través de su velo de mal comportamiento, y ser alentador en esos momentos. Aprender y practicar habilidades para lograr este objetivo es un objetivo primordial de la Disciplina Positiva en el aula Montessori. Principalmente, en lugar de castigar a los niños por los errores, implicamos a los niños en la búsqueda de soluciones para arreglar el error.

Tanto si un niño tiene tres años como trece, está inmerso en el proceso permanente de aprender a desarrollar relaciones, a interactuar respetuosamente con los demás, a tratar a los amigos, a saber qué hacer cuando se hieren sus sentimientos, a pedir ayuda, a decir “no” a un amigo de forma adecuada, a saber qué hacer cuando un amigo le dice “no”, etc. Aprenden éstas y otras habilidades sociales con la práctica. Se portan mal, cometen errores y vuelven a intentarlo. Los niños prosperan en un entorno en el que no experimentan vergüenza, culpa y humillación cuando se portan mal. Su deseo natural de cooperar y contribuir se alimenta y desarrolla cuando los adultos ven los errores de comportamiento como una oportunidad para aprender. Esta comprensión puede ayudarnos a afrontar el mal comportamiento con comprensión. Y la comprensión no debe confundirse con la permisividad. La palabra disciplina procede del latín  discipulina, que significa “aprender”. La disciplina eficaz, o disciplina que enseña, es a la vez amable y firme.

La investigación ha descubierto que los errores son beneficiosos para el aprendizaje, pero sólo cuando se apoya al alumno de forma alentadora y segura. Los errores pueden fomentar el pensamiento complejo, estimular una mayor formación y crecimiento, y pueden conducir a comprensiones más profundas. (Metcalfe, 2017)

Entonces, ¿cómo es un entorno socioemocional coherente, seguro y que permita a los niños aprender de sus errores sin miedo a la vergüenza o la humillación?  He aquí un vistazo a esa aula:

  • Los adultos comprenden las razones por las que los niños se portan mal, y ven los errores como oportunidades para aprender;
  • Los niños observan a los adultos que admiten libremente sus errores y los corrigen abiertamente;
  • Los adultos comprenden que las habilidades sociales se aprenden, y dedican tiempo al entrenamiento mediante la enseñanza directa de la Gracia y la Cortesía y las habilidades sociales;
  • Los niños participan en la resolución de problemas, tanto individuales como comunitarios;
  • Las interacciones adultas son a la vez amables y firmes;
  • Los niños experimentan un enfoque respetuoso, coherente y predecible de la disciplina, con expectativas claras y un seguimiento coherente y solidario por parte de los adultos.

Estas ideas no son nuevas para los Montessorianos.  Pero, al igual que nuestro enfoque del entorno físico (materiales, lecciones, diseño del aula), nuestro enfoque del entorno relacional socioemocional implica un método claro de “cómo hacerlo”, intencionalidad, planificación y práctica.  Y, por supuesto, la práctica no es más que una forma bonita de decir que nuestros errores también son una oportunidad para aprender.  Ninguno de nosotros alcanzará nunca la perfección en nuestro enfoque de la disciplina.  El comportamiento humano es un asunto complicado.   Pero, con la práctica y un enfoque coherente de la disciplina, se consiguen progresos y aulas tranquilas.

Hasta la próxima…

Referencias

Montessori, M. (1995). La mente absorbente 1995. Henry Holt.

Metcalfe, J. (2017). Aprender de los errores. Revista Anual de Psicología, 68(1), 465-489. https://doi.org/10.1146/annurev-psych-010416-044022

 

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Sobre el autor

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Chip DeLorenzo

Chip DeLorenzo, educador Montessori experimentado que ha desempeñado diversas funciones durante más de 25 años, es formador, consultor y coautor de Positive Discipline in the Montessori Classroom (Disciplina positiva en el aula Montessori). Trabaja con profesores, padres y escuelas de todo el mundo para ayudarles a crear entornos Montessori que promuevan el respeto mutuo, la cooperación y la responsabilidad.

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