Decir no… y decir sí

Si estamos entre los hombres de buena voluntad que anhelan la paz, debemos sentar nosotros mismos las bases de la paz, trabajando por el mundo social del niño. ~ Maria Montessori, Congreso Internacional Montessori, 1937

 

¿Cuántas situaciones incómodas has vivido que podrían haberse evitado simplemente diciendo que no, de forma honesta y respetuosa? Establecer límites respetuosos y apropiados es una habilidad social esencial para mantener relaciones sanas. Aprender a hacerlo es un proceso que dura toda la vida, y empieza pronto en el desarrollo de los niños. Cuando enseñamos habilidades de gracia y cortesía, es importante que los niños sepan cómo decir no, respetuosamente, y cómo recibir un no, respetuosamente. Por supuesto, como Montessorianos, entendemos que también tenemos que modelar estas habilidades sociales. Empecemos por ahí

Decir no

A veces, la respuesta más adecuada es decir no, sin dar explicaciones. Con demasiada frecuencia, los adultos se lanzan a largas explicaciones sobre por qué dicen que no. Esto, por supuesto, conduce a la negociación y la manipulación, cuando lo que se necesitan son límites claros y apropiados. También sirve de modelo para los niños de que, cuando dices que no, debes dar explicaciones. Lo creas o no, los niños suelen ser más hábiles que los adultos para decir que no, respetuosamente y sin dar explicaciones.

Roger era profesor de Primaria.  Un día, observó una conversación entre dos de sus alumnas, Lauren y Allison. Lauren se acercó a Allison y le preguntó, en tono almibarado, si podía utilizar uno de los nuevos lápices perfumados de Allison. Allison se limitó a mirar a Lauren y le dijo respetuosamente: “No”.  Eso fue todo, luego silencio.  Lauren parecía desconcertada.  Parecía estar esperando la explicación de Allison, pero Allison no dijo ni una palabra. Al cabo de unos instantes, Lauren se encogió de hombros y volvió a su trabajo.  Roger aprendió una valiosa lección de Allison aquel día.  No pasa nada por decir que no sin dar explicaciones.

 Decir no, respetuosamente, sin dar explicaciones, es una habilidad vital fundamental. En Montessori enseñamos a los niños pequeños que se les permite decir no, respetuosamente, a los demás.  Cuando un niño pide utilizar un material que está utilizando otro niño, el niño que utiliza el material puede decir que no.  No obligamos a los niños a compartir.  Esto sería una falta de respeto.  Enseñar a los niños a decir no, respetuosamente y sin dar explicaciones, les ayuda a desarrollar la capacidad de establecer límites claros y apropiados.  Las relaciones sanas dependen de unos límites sanos. Más adelante, esos mismos niños serán adolescentes y tendrán que decir no a peticiones que podrían tener consecuencias importantes.  No es una frase completa, pero aprender a decir no requiere práctica.

 La otra habilidad social y vital importante que se enseña cuando decimos no, respetuosamente, sin dar explicaciones, es cómo recibir un no.  Roger no fue el único que aprendió una lección de Allison cuando dijo que no, sin dar explicaciones.  Lauren aprendió a recibir un no, respetuosamente; a aceptar límites claros y apropiados de otra persona.

Decir sí

 Aunque decir no, respetuosamente, es una forma eficaz de poner límites, también es fácil caer en la trampa de decir no demasiado.  Puede convertirse en nuestra respuesta habitual.  ¡A veces tenemos que centrarnos en decir sí siempre que podamos! 

Linda y Liz estaban pasando un año difícil.  Esto nos pasa a todos.  Empezaron a sentir que lo único que decían era: “¡No!”.  Se había convertido en una respuesta habitual, y se encontraban diciendo que no, incluso cuando no era necesario.  Linda sentía que el ambiente en el aula era “pesado” y que su relación con los niños carecía de confianza.  Decidieron que durante las siguientes semanas buscarían oportunidades para decir sí siempre que fuera posible.  Liz pegó una tarjeta en el armario del profesor con la palabra “Sí” escrita en ella.  Cada vez que un niño pedía algo, Linda y Liz se tomaban un momento para considerar intencionadamente si podían decir que sí.  Cuando empezaron a decir más que sí, se notó que confiaban más en los niños.  El ambiente en el aula parecía más ligero y relajado.  

Aunque la clase seguía siendo un reto, el grupo empezó a progresar.  Los niños estaban más contentos y cooperaban más.  Liz y Linda volvían a casa cada día sintiéndose mejor consigo mismas y con los niños. [1]

Hasta la próxima…

[1] Nelsen, Jane, y Chip DeLorenzo. Disciplina Positiva en el Aula Montessori: Preparando un Entorno que Fomente el Respeto, la Amabilidad y la Responsabilidad. EE.UU., Parent Child Press, 2021, págs. 152-154.  

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Sobre el autor

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Chip DeLorenzo

Chip DeLorenzo, educador Montessori experimentado que ha desempeñado diversas funciones durante más de 25 años, es formador, consultor y coautor de Positive Discipline in the Montessori Classroom (Disciplina positiva en el aula Montessori). Trabaja con profesores, padres y escuelas de todo el mundo para ayudarles a crear entornos Montessori que promuevan el respeto mutuo, la cooperación y la responsabilidad.

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